Escultismo
Para Muchachos
Capítulo 7
Hidalúía de los Caballeros
Fogata 24
Accidentes y el Modo de Conucirse en Ellos
Cada
año se pierden muchas vidas a causa del pánico que,
con frecuencia, se origina por causas pequeñas, que
bien podrían haberse detenido si uno o dos hombres
hubieran conservado la calma.
Una
noche, hace algunos años, en un vapor de río, en el
puerto de Nueva York, un hombre que había pescado
algunos cangrejos, pensó que sería una magnífica
broma dejar suelto a uno sobre la cubierta. El
cangrejo agarró al gato del barco, le hizo aullar y
saltar en medio de un grupo de colegialas, que
inmediatamente se dispersaron gritando. Esto hizo que
el pánico se apoderara de los cientos de pasajeros
que iban a bordo, los que corrieron en todas
direcciones y, en un momento dado, uno de los
barandales cedió y ocho personas cayeron al agua.
Antes de que pudiera hacerse algo por ellas, la
corriente las arrastró y se ahogaron.
Hace
algunos años, en una ciudad de Rusia, un hombre, al
abrir su tienda por la mañana, vio una enorme bomba
negra sobre el mostrador. Salió corriendo a la calle
para librarse de ella y, un policía que le vio
correr, le tomó por un ladrón y cuando le ordenó
que se detuviera y no le hizo caso, le disparó. El
tiro no lo hirió, pero en cambio fue a herir a otro
hombre; sobrevino el pánico y se perdieron varias
vidas. Cuando todo hubo concluido, el hombre regresó
a su tienda y encontró que la bomba todavía estaba
sobre el mostrador; nada más que no era una bomba,
sino ¡una sandía!
Hace
también algunos años, ocurrió un caso de
aplastamiento y pánico entre unos niños, en un
teatro de Barnsley, sin otra causa que el
apiñamiento de gente y ocho niños murieron
aplastados. Muchas otras vidas, ciertamente, pudieron
haberse perdido, si no hubiera sido por dos hombres
que conservaron la serenidad e hicieron lo que
debían. Uno de ellos, llamado Grey, llamó con voz
alegre a varios de los niños para que se fueran
hacia otro lado, mientras el otro, uno de los
operadores, proyectaba una película sobre la
pantalla con lo que distrajo la atención de la gente
y evitó el pánico. Si tan sólo una o dos personas
conservan la calma y hacen al instante lo que se
deba, logran, con frecuencia, calmar a centenares de
personas y salvar muchas vidas.
Cuando
cunde el pánico entre aquellos que nos rodean, bien
puede ser que, de pronto, sienta uno el deseo de
hacer lo que los demás estén haciendo, ya sea
correr, o gritar: ¡Ay! Pero entonces debéis
refrenaros. No os dejéis llevar del pánico, como
los demás; conservad la serenidad y pensad qué es
lo que debéis hacer y hacedlo inmediatamente.
Salvamento
en caso de incendio
Ejemplos
de valeroso salvamento de víctimas en los incendios,
se dan con frecuencia. Los lee uno constantemente en
los periódicos y vosotros deberíais estudiar cada
uno de estos casos conforme van ocurriendo,
imaginándoos lo que habríais hecho en aquellas
circunstancias. En esta forma podéis empezar a
familiarizaros con los diferentes accidentes.
Ocurrió
hace algunos años, el caso de George Obeney, joven
marinero inglés, cuyo barco, el
"Andrómeda", se encontraba anclado en
Chatham. Iba caminando por la calzada de Kingsland,
cuando vio de pronto una casa en llamas y a una mujer
que en uno de los pisos superiores pedía auxilio a
gritos por una ventana, diciendo que tenía allí
varios niños y que les era imposible salir. El
marinero dejó al punto a sus amigos y quién sabe
cómo logró encaramarse por la fachada hasta la
ventana que quedaba debajo de aquella en que se
encontraba la mujer, rompiendo un vidrio para tener
donde apoyarse con firmeza. Entonces, desde la
ventana de arriba, la mujer le bajó a uno de los
niños que él recogió, poniéndolo luego en el
suelo. Y así, uno después de otro, bajó a seis
niños al suelo y, finalmente, a dos mujeres.
Entonces el marinero, sofocado por el humo, perdió
el conocimiento y cayó, pero fue recibido abajo por
unos hombres. El suyo es para vosotros un ejemplo de
cómo cumplir PRONTO con vuestro deber sin deteneros
a pensar en los peligros, ni las dificultades.
Una casa
se incendió en la playa de Shoreham y la Tropa local
de Scouts pronto apareció en escena. Trabajaron como
verdaderos Scouts: no solamente actuaron como
bomberos, dominando el fuego, sino también como
salvavidas, rescatando a dos damas y a un niño,
prestándoles después los primeros auxilios y
curando sus heridas.
Incendio
en una casa
Si veis
que una casa se está incendiando, debéis hacer lo
siguiente:
1o.-
Avisar a los que estén dentro de ella.
2o.-
Avisar al primer policía o estación de bomberos que
podáis encontrar.
3o.-
Conseguir que los vecinos traigan escaleras,
colchones, tapetes, para recibir a las gentes que
salten por las ventanas.
No es
agradable el ser enrollado en una alfombre tapete y
ser rodado por el suelo,
pero
es la única forma de salvar a una persona cuyas
ropas han prendido fuego.
Después
de la llegada de las bombas, lo mejor que pueden
hacer los muchachos es ayudar a la policía a
mantener a la gente a distancia para que no estorben
a los bomberos.
Si
hubiere necesidad de entrar a la casa para ayudar a
sacar personas desmayadas o débiles, hay que
colocarse un pañuelo mojado sobre la nariz y la boca
y caminar bien agachados, o a gatas, lo más cerca
posible del suelo, pues es ahí donde hay menos humo
y menos gases nocivos. También para pasar por entre
el fuego y las chispas, tomad, si fuere posible, una
manta, mojadla y hacedle un agujero en el centro, por
el cual meteréis la cabeza, improvisando así una
especie de manto a prueba de chispas con el que
podréis avanzar por entre las llamas y las chispas.
Cuando
hay un incendio cerca, los Scouts deben reunir sus
patrullas lo más pronto posible y, a paso Scout,
dirigirse al lugar del siniestro, guiándose por el
humo o los fulgores. Una vez allí, el Guía de
Patrulla se pondrá a las órdenes del jefe de los
bomberos, ofreciéndole la ayuda de su patrulla, ya
sea para formar una valla que detenga a la gente, o
como mensajeros, o para cuidar de que no haya robos,
o para ayudar en cualquier forma.
Si
encontráis una persona cuyas ropas están ardiendo,
la tiraréis al suelo, pues las llamas sólo arden
hacia arriba, e inmediatamente la enrollaréis en una
alfombra, tapete, abrigo o manta. Al hacerlo, tened
precaución para no ir a incendiaros también
vosotros. La razón de este procedimiento es que el
fuego no puede seguir ardiendo si le falta el aire.
Si
encontráis una persona desmayada (que, de susto, se
hubiera escondido debajo de una cama o de una mesa),
la sacaréis ya sea cargada al hombro, o lo que con
frecuencia es más práctico cuando el humo es muy
denso o hay gases, os haréis un arnés con sábanas
o cuerdas y la ataréis a vuestro cuerpo de manera
que podáis sacarla del cuarto arrastrándola y
caminando vosotros a gatas.
Para lo
anterior, haréis en cada extremo de la cuerda o
sábana, una gaza con nudo fijo para pasar una por el
cuello del paciente hasta colocársela alrededor del
pecho bajo los brazos y la otra por vuestra propia
cabeza hasta debajo de vuestros brazos. En seguida,
lo arrastraréis con la cabeza hacia adelante y
caminando vosotros a gatas.
Salvamento
de ahogados
La lista
de héroes Scouts demuestra cuán grande es el
porcentaje de accidentes que suceden por no saber
nadar. Es, por tanto, sumamente importante que todo
el mundo sepa nadar y, una vez logrado esto, que
aprenda a salvar a los que se están ahogando.
Un
nadador regular puede salvar a una persona que se
está ahogando si sabe cómo se hace y si lo ha
practicado varias veces con sus amigos.
La idea
popular que existe de que una persona que se está
ahogando sale a flote tres veces antes de hundirse
por completo, no es exacta; la persona puede hundirse
definitivamente si no hay alguien que vaya de prisa
en su auxilio.
Lo
importante en los salvamentos de esta naturaleza es
no dejar que la persona que se está ahogando se tome
de uno al acercársele, pues entonces puede ahogarlo
a uno también. Hay que acercársele siempre por
detrás.
Colocad
vuestro brazo a través de su pecho y vuestra mano en
su axila, diciéndole que se esté quieta y no trate
de luchar. Si obedece, con facilidad podréis
conservarla a flote. Pero si no obedece, entonces
tened cuidado de que el pánico no le haga manotear y
asiros. Si llegara a tomaros por el pescuezo, colocad
vuestro brazo alrededor de su cintura y la otra mano,
con la palma hacia arriba, debajo de su barba con la
punta de vuestros dedos debajo de su nariz. Entonces
tirad y empujad alternativamente y tendrá que
soltaros. Si os agarra por la muñeca, volved la mano
contra su dedo gordo y tratad de libertaros. Pero
jamás recordaréis todo esto si antes no lo habéis
practicado muchas veces con otros muchachos, haciendo
por turnos, de ahogado y de salvador.
Para
salvar a una persona que se ha hundido en una
superficie congelada,
empujad
una escalera hasta ella.
Cualquiera
de vosotros que aún no sepa nadar y que se caiga en
un lugar donde el agua tenga más profundidad que su
estatura, recuerde que para no hundirse hay que hacer
estas cosas: Primero, conservar la boca hacia arriba
echando la cabeza bien hacia atrás. Segundo,
conservar llenos de aire los pulmones por medio de
aspiraciones profundas y procurando expeler la menor
cantidad de aire posible. Tercero, conservar los
brazos debajo del agua. No hay que comenzar a gritar,
con lo que sólo conseguiréis vaciar vuestros
pulmones, ni a mover los brazos para todos lados, ni
a hacer señas para que vengan a salvaros, pues con
ello sólo lograréis hundiros.
Si ves a
una persona caerse al agua y comenzar a ahogarse y no
sabéis nadar, lanzadle una cuerda, un remo o una
tabla para que pueda asirse a ellos y sostenerse. Si
una persona se hunde en una superficie congelada y le
es imposible salir porque las orillas se estén
rompiendo, lanzadle una cuerda y decidle que no
luche. Esto le dará confianza hasta tanto podáis
conseguir una escalera larga o un palo para colocarlo
atravesado sobre el agujero y proporcionarle la
manera de salir, o bien para poder arrastraros hasta
ella y darle la mano para ayudarla.
Lanzando
una cuerda salvavidas
Con
frecuencia, es mejor lanzar una cuerda a una persona
que se está ahogando, que saltar a rescatarla y
hacer que sean dos, en vez de uno, los que haya que
salvar.
La
longitud apropiada para esta clase de cuerdas es de 7
brazas (13 mts.). Si hacéis una cuerda especial para
salvamento, hacedlo con una buena cuerda flexible
trenzada o torcida, de 6 mm. de diámetro. Cuando hay
que lanzarla a distancia, generalmente se le hace un
nudo grande en el extremo que va a lanzarse; o se le
ata una pequeña bolsa de arena para que tenga mayor
alcance. Pero tened cuidado de apuntar a los brazos
del que ha de recibirla y no a su cabeza.
Se
necesita práctica para poder lanzar una cuerda
correctamente y no quedar atrapado en ella.
Decidid
de antemano con cuál mano vais a lanzar la cuerda.
La mayoría, naturalmente, lo hará con la derecha.
En esta mano enredad cuidadosamente vuestra cuerda,
en el sentido de las manecillas del reloj, haciendo
que cada vuelta tenga más o menos 45 cmts. de
diámetro. Cuando hayáis enrollado la mitad,
levantad uno de vuestros dedos para separar las
vueltas siguientes, que quedarán en el resto de
ellos. Cuando lleguéis al final de la cuerda,
tenedla firmemente en vuestra mano izquierda con los
últimos tres dedos, o mejor, haced en el extremo una
gaza que ajuste a vuestra muñeca, para que, al
lanzarla no se os escape de la mano. Entonces, pasad
las segundas vueltas a los primeros dedos de vuestra
mano izquierda. Entonces tendréis un rollo en cada
una de vuestras manos. El rollo de la mano derecha
será el que lancéis primero, lanzando
inmediatamente el segundo, o sea el de la mano
izquierda, pero sin dejar ir el cabo. Lanzada la
cuerda de esta manera, no se enredará y podrá
llegar, en línea recta, lo más lejos posible. Si la
lanzáis en un solo rollo, lo más probable es que no
se desenrolle adecuadamente y que no llegue muy
lejos.
La
cuerda puede lanzarse por encima o por debajo de la
mano. Esto último constituye un ejercicio mejor y es
casi esencial cuando se ha de lanzar la cuerda desde
detrás de algún obstáculo, tal como un baluarte o
un muro, y cuando tiene que lanzarse a un piso alto
en caso de incendio.
Caballos
desbocados
Algunas
veces son motivo de accidente los caballos
desbocados, que atropellan a la gente. Por eso es
bueno saber cómo pararlos y evitar así que haya
desgracias.
La
manera de detener a un caballo desbocado, no es la
que emplean muchas personas, de correr a ponérsele
enfrente y espantarlo moviendo los brazos. Lo que hay
que hacer es correr a la par con él, asirse de la
vara con una mano para no caerse, y con la otra tomar
la rienda, tirando de ésta hacia vosotros y
volteando al caballo hacia alguna pared o alguna casa
obligándolo así a detenerse. Por supuesto que, para
un muchacho de poco peso, esto es muy difícil de
llevar al cabo. Así pues, la parte que más bien
podéis tomar vosotros en esta clase de accidentes,
es la de atender a las personas atropelladas o
heridas por el caballo desbocado.
Accidentes
diversos
Es
imposible dar una lista completa de los accidentes en
que los Scouts pueden encontrarse, pero lo importante
es recordar siempre que debe conservarse la calma y
pensar qué es lo que hay que hacer en ese momento y
ser lo suficientemente hombre para efectuarlo aún en
las circunstancias más imprevistas.
El Scout
J.C. Davel, de la Tropa No. 1 de Bloemfontein
(África del Sur) vio, en la azotea de una casa, a
una niña enredada entre los cables de la luz
eléctrica, y aún cuando se le advirtió que no se
le acercara porque él también podría fulminarse,
subió y la rescató, siendo de lamentarse que ya
estuviera muerta.
El Scout
Lockley, de la Tropa No. 1 de Atherston, estaba en
una feria mirando un tiovivo o calesita movido por la
electricidad que producía una máquina de vapor. Al
agacharse el operador, sus ropas se enredaron entre
los engranes del mecanismo arrastrándole más y
más, pero Lockley saltó a la máquina y, conociendo
algo de la mecánica, movió la palanca deteniéndose
aquélla en el momento preciso para salvar la vida de
aquel hombre.
He aquí
el ejemplo de un hombre que "Estaba Listo",
porque sabía lo que había que hacer y lo hizo sin
pérdida de tiempo.
PRÁCTICAS
DE SALVAMENTO POR PATRULLAS
Practicad
el formar una valla para contener a la gente,
ayudados de vuestros bordones. Dicha práctica puede
hacerse en forma de juego, dividiendo la Tropa en
"multitud" y Scouts.
* * *
Instruid
a vuestros Scouts sobre los lugares en que se
encuentran las bocas para incendio, los !ugares en
que hay policías, las alarmas de incendio, las
estaciones de bomberos, las ambulancias, los
hospitales, etc.
* * *
Practicad
con vuestras cuerdas los nudos de gaza y el arrastre
de personas sin sentido.
* * *
Haced
cuanto sea posible para que vuestros Scouts aprendan
a nadar. En la ciudad, no habrá dificultad si se
cuenta con un tanque. En el campo, la mejor
oportunidad para los Scouts es hacer un campamento de
verano a la orilla del mar, o de algún lago o río o
donde no sea peligroso para nadar.
* * *
Practicad
los diversos métodos de salvamento de personas que
estén ahogándose.
JUEGOS
DE SALVAMENTO EN INCENDIOS
Preparad
en un cuarto o edificio cercano un fuego que produzca
mucho humo y volveos al local del Club. Secretamente
arreglaréis con dos o tres muchachos que, cuando se
dé la señal de alarma, corran espantados de un lado
para otro, tratando de originar un pánico.
Dad la
alarma, ya sea haciendo que alguien os avise que se
ha declarado un incendio, o haciendo estallar
cohetes. En seguida, haced que una o dos patrullas
traten de apagar el incendio bajo la dirección de
sus Guías. Deberán proceder a cerrar todas las
ventanas y puertas y mandar Scouts a diferentes
partes del edificio en busca de personas que salvar.
Estos
Scouts deberán ir provistos de pañuelos mojados
para colocárselos sobre la nariz y la boca. Las
personas desmayadas (sacos rellenados), serán
colocadas debajo de las mesas, etc. Los Scouts las
salvarán echándoselas al hombro o arrastrándolas
hacia afuera y bajándolas hasta el piso de la calle,
ya sea por medio de cuerdas o resbaladeros, o
arrojándolas sobre mantas preparadas para el objeto,
etc.
Otros
Scouts conectarán las mangueras o formarán filas
para pasar los cubos con el agua.
Otros
revivirán a los salvados y otros más formarán
valla para detener a los curiosos.