Mis Aventuras como Espía
Por Lord Baden-Powell de Gilwell

Capítulo XIV
EL TURCO Y EL TÉ

   Llegaron reportes de que unas maravillosas nuevas armas habían sido instaladas en uno de los fuertes en el Bósforo y un gran despliegue secreto fue observado en su construcción. Se volvió mi deber ir y averiguar cualquier particularidad acerca de ellas.
   Mi primer día en Constantinopla lo pasé bajo la guía de una dama americana en la búsqueda de sitios de interés de la ciudad, cuando habíamos visitado casi todos los puntos interesantes para turistas ella me preguntó si había cualquier otra parte que quisiera conocer; hasta cierto punto deposité en ella mi confianza cuando le dije que daría cualquier cosa por ver el interior de uno de esos fuertes, si fuera posible.
   Ella de inmediato dijo que estaría encantada de llevarme para ver a su viejo amigo Hamid Pasha, quien estaba encuartelado en uno de ellos, siempre deseoso de dar a ella y a sus amigos una taza de té.
   Cuando llegarnos a la puerta del fuerte el centinela y el oficial de guardia no nos permitían pasar hasta que la dama dijo que era amiga del Pasha, por lo que fuimos de inmediato admitidos y conducidos a sus habitaciones.
   Él era un gentil anfitrión pues nos recibió con la mayor amabilidad y después de enseñarnos sus propios cuartos y las muchas curiosidades que había colectado, nos llevó alrededor del fuerte y nos señaló sus antiguos y modernos recursos para la defensa; finalmente nos mostró las armas. Dos de éstas, en una posición prominente donde podían fácilmente ser vistas desde el exterior, estaban cubiertas con lonas. Mi emoción en consecuencia creció intensamente cuando las vi y secretamente le rogué a la dama persuadirlo para permitirnos echarles un vistazo; él de inmediato consintió, pensando que yo era americano y, sonriendo de lado a lado, dijo: "éstos son nuestros más recientes desarrollos".

rdaderamente de manufactura moderna pero no muy nuevas o poderosas; entonces mencionó intencionalmente todo el secreto cuando dijo: "por supuesto, intentarnos impresionar a una cierta potencia extranjera con la idea que estamos rearmando nuestros fuertes, y por lo tanto dejarnos saber que mantenemos estas armas en secreto, cubriéndolas de la vista de cualquier espía".
   En otra ocasión me tocó inspeccionar algunas de las defensas de los Dardanelos y descubrí que la mejor manera de hacerlo era dándole la cara al mar. Esto involucraba abordar un pequeño vapor de carga que navega entre Odesa y Liverpool; mi viaje en él fue uno de los más amistosos y originales de los que he tornado.
   Un vapor con su cargamento de granos casi saliéndose por los ventiladores es -contrariamente a toda expectativa- un muy confortable bote para navegar. El capitán y su esposa vivían en cómodas cabinas en medio del barco bajo el puente; la siguiente cubierta estaba llena de cerdos y gallinas, los cuales eran libremente alimentados en el cargamento. La ayudante del capitán era escocesa, y por lo tanto una excelente cocinera.
   Todo estaba limpio y confortable, el capitán era muy atento y estaba enterado de mi inquietud por observar y examinar las defensas de la costa conforme fuéramos pasando.
   Él me permitió prácticamente tornar el mando de la nave con todo su curso y anclaje. De lado a lado de los Dardanelos paseamos y cuando estuvimos frente a uno de los fuertes que necesitaba estudiar anclamos la nave.
   Nuestro proceder errático naturalmente invitaba a la investigación y cuando un barco piloto gubernamental comenzó a inquirir por nuestra razón para anclar en una bahía determinada, llegaba a la conclusión que nuestro mecanismo guía no estaba muy bien y que tuvimos que parar para repararlo.
   Mientras el barco estaba anclado un bote era descendido y me alejaba en él por un rato, nominalmente en pesca, pero verdaderamente navegando cerca de los fuertes Y pescando información más que peces, observando los diferentes tipos de armas empleadas, dibujando su posición y el radio de fuego permitido para tomarles por el plano inclinado de sus cañoneras; también tomamos sondas donde se necesitara e hicimos mapas de posibles lugares de desembarco tanto para atacar como para otros propósitos.

  Yo me estremecí tan pronto cayeron las cubiertas y entonces reconocí las armas, ve

INTRODUCCIÓN

Capítulo I
LOS DIFERENTES RANGOS DE LOS ESPÍAS

Capítulo II
LOS PLANES DE INVASIÓN ALEMES

Capítulo III
JAN GROOTBOOM, MI ESPÍA NATIVO

 Capitulo IV
TRANSPORTANDO INFORMACIÓN

Capítulo V
PLANOS SECRETOS DE FORTIFICACIONES

Capítulo VII
CÓMO SE DISFRAZAN LOS ESPIAS

Capítulo VIII
EXPLORANDO UN ASTILLERO EXTRANJERO

Capítulo IX
ESPIANDO A LAS TROPAS ALPINAS

 Capítulo X
POSANDO COMO UN ARTISTA

 Capítulo XI
ENGAÑANDO A UN CENTINELA ALEMAN

Capítulo XII
UN ESPIA ES SUSPICAZ

Capítulo XIII
BURLANDO A UN CENTINELA TURCO

Capítulo XIV
EL TURCO Y EL TÉ

 Capítulo XV
OBSERVANDO A LOS BOSNIOS

Capítulo XVI
ENCUENTRO CON LA POLICIA

Capítulo XVII
CAPTURADO AL FIN

Capítulo XVIII
EL ESCAPE

CONCLUSIÓN