Capítulo XV
OBSERVANDO A LOS BOSNIOS
Bosnia
y, Herzegovina se encontraban bajo la protección
austríaca y estaban abasteciendo al ejército
austríaco con un nuevo contingente de infantería.
De esta fuerza se decía que tenía las más
maravillosas capacidades de marcha y resistencia,
algo hasta ahora inaudito entre las naciones
europeas. Se me envió para descubrir cuán grandes
podrían ser estas capacidades y cuál era el secreto
de su éxito.
Los visité en su propio país.
Pero antes de arribar pasé por Montenegro en donde
había recibido reportes de montenegrinos, los cuales
con alguna extensión sin importancia les cedieron
sus praderas superiores. Cuando le pregunté a un
montenegrino su opinión de sus vecinos en el asunto
de la marcha y la escalada, él sólo pudo escupir
desdeñosamente. Entonces me explicó que cualquier
tonto puede subir el monte, pero un montenegrino es
el único hombre que puede bajarlo.
Él señaló la torre circular en
Cettinje y me dijo que en su interior había muchas
pilas de Cabezas de Turco; la razón era que cada
montenegrino que pudiera mostrar una pila de nueve
cabezas de turco recolectadas por él mismo era
premiado con una medalla de oro del príncipe.
Su método para obtener cabezas de
turco era el siguiente:
Una partida de ellos haría una
incursión en territorio turco y tomaría algo de
ganado o mujeres; entonces serían perseguidos por
los turcos hacia las montañas mientras que ellos
efectuarían su huida rápidamente arriba de la
montaña en las laderas alejándose sólo lo
suficiente para guiar a los turcos en su persecución
vehemente. Cuando los turcos habían cobrado mucho
ánimo en la persecución, los montenegrinos
repentinamente darían media vuelta y cargarían
ladera abajo de la montaña.
No
había escapatoria para los turcos. Ellos eran
mortales ordinarios y no podían correr monte abajo.
Me mostró su gran rodilla desnuda y dándole
palmadas con orgullo, dijo: "Esto es lo que te
lleva colina abajo; no hay otra nación que tenga
rodillas como la de los montenegrinos. Y en cuanto a
los bosnios... " -¡entonces escupió!
Sin embargo, como los bosnios
fueron reportados de hacer grandes cosas en la línea
de marcha para el ejército austríaco, mi siguiente
paso fue visitar las maniobras austríacas y
observarlas.
Es lo usual para un agregado
militar ser enviado a observar tales maniobras,
además es el invitado del gobernador a su cargo.
Pero en esa posición es muy difícil para él ver
detrás de las escenas. Sólo se le muestra lo que
quieren que vea. Mi deber era ir detrás de las
escenas tanto como fuera posible y obtener otros
puntos de vista.
Por consiguiente, me agregué a una
escuadra de infantería con quien pasé un par de
días y noches. Había llegado a cierta ciudad y no
pude encontrar ninguna habitación donde pudiera
dormir. Los hoteles estaban repletos, e incluso en
las tiendas los hombres eran alojados para dormir
sobre y bajo los mostradores, como también en cada
desván y arcada en el lugar.
Finalmente, fui a la estación y le
pregunté al jefe de estación si podía dormir en
algún carro de la vía. Me informó que todos
estaban llenos con tropas, pero uno de los hombres
que trabajaba en la vía que venía de la caja de
señales, a un corto trecho bajo la línea, se
apiadó de mí, y me dijo que si quería podía
ocupar su cabina, la cual compartiría con su
hermano, que era un cabo en su escuadra de hombres, y
que tal vez encontraría espacio para acostarme ahí.
Yo gustosamente subí los escalones
dentro de la caja de señales, allí fui bienvenido
por el cabo y sus hombres al compartir sus
suministros, después de una cena y una plática me
acosté entre ellos.
Fue interesante ver cómo
concienzudamente esta pequeña partida hacía su
trabajo. A cada hora durante la noche, el cabo salía
e inspeccionaba a su centinela tal y como si
estuviera en servicio activo; las patrullas eran
frecuentes y se entregaban reportes, aunque ningún
oficial se acercó al lugar.
Durante
los siguientes dos días, tuvimos mucha experiencia
de marcha y contramarcha, disparando y cargando; pero
yendo a lo largo en la parte posterior de la inmensa
masa de tropas uno pronto se daba cuenta del enorme
despilfarro que había al rezagarse y especialmente
aquellos con los pies lastimados. Era tan común este
caso que venían vagones a lo largo, recogían a los
lastimados de los pies y los llevaban de regreso a la
vía del tren, donde cada tarde un tren especial
estaba al servicio para escoltarles de regreso a su
guarnición.
Unos pocos que no eran incluidos en
esta operación en el campo eran recogidos dentro de
sus hospitales de campo, así los números mostrados
cada día al personal de General de los hombres
hospitalizados por pies lastimados era muy pequeño
comparado con el número que eran puestos en acción
por esa causa.
Así, mi amigo el montenegrino no
había escupido sin razón, y que los bosnios no eran
más fuertes en sus pies que las otras nacionalidades
en ese variado ejército.
OFICIALES AUSTRIACOS
Yo
tenía una muy fuerte simpatía por el ejército
austríaco y sus oficiales. Ellos eran muy parecidos
al nuestro, pero mucho más amateur tanto en su
conocimiento como en sus métodos de liderazgo, que
era tan viejo como los cerros y propenso a cometer
errores a cada oportunidad.
El único que parecía darse cuenta
era el anciano emperador en persona, cuando llegó
volando era muy parecido al Duque de Cambridge en su
mejor época volando en lo peor de una tormenta.
El ejército era comandado por
archiduques, hombres de edad como regla, todos
intensamente nerviosos sobre lo que el emperador
podría pensar de ellos cuando llegara. Uno podía
predecir cuándo iba a llegar por las plumas en sus
cascos. Un archiduque se vería muy valiente con toda
su pintura de guerra, pero si observaras la pluma
verde sobre él muy de cerca notarías su temblar con
un distinto estremecimiento cuando el Emperador
estuviera en cualquier parte del área.
Sus anticuados métodos y novatez
parecen conducirlos a pagar un costo muy alto en la
presente campaña.
UN RETO INTERESANTE
Un
nuevo método para iluminar el campo de batalla de
noche ha sido inventado en el continente. Una
sustancia química ha sido manufacturada que permite
al usuario encender una fuerte luz sobre un amplio
espacio en cualquier momento.
El rumor decía que era tan
poderosa como un reflector y podía llevarse en el
bolsillo. Pero un gran secreto era observado tanto en
su composición como en sus experimentos. En el mismo
ejército un nuevo tipo de globo de observación se
decía estar en proceso de equipamiento con algunos
de los más actualizados aparatos.
También se reportó que, en
adición a estas ayudas para un reconocimiento
efectivo, un nuevo método para cruzar los ríos por
la caballería había sido inventado mediante el cual
cada hombre y caballo en una división de caballería
pudiera cruzar los ríos sin dificultad o retraso.
Debido a las tendencias políticas
llevadas en Europa en ese tiempo había la
posibilidad que esos rumores hubieran sido corridos
con toda intención, como tantos otros, en vista de
darle un prestigio moral al ejército concerniente.
Se volvió mi deber investigar
tanto como fuera posible; qué tanta verdad había en
éstos.
INTRODUCCIÓN
Capítulo I
LOS
DIFERENTES RANGOS DE LOS ESPÍAS
Capítulo II
LOS PLANES DE INVASIÓN ALEMES
Capítulo III
JAN GROOTBOOM, MI ESPÍA NATIVO
Capitulo IV
TRANSPORTANDO INFORMACIÓN
Capítulo V
PLANOS SECRETOS DE FORTIFICACIONES
Capítulo VII
CÓMO SE DISFRAZAN LOS ESPIAS
Capítulo VIII
EXPLORANDO UN ASTILLERO EXTRANJERO
Capítulo IX
ESPIANDO A LAS TROPAS ALPINAS
Capítulo X
POSANDO COMO UN ARTISTA
Capítulo XI
ENGAÑANDO A UN CENTINELA ALEMAN
Capítulo XII
UN ESPIA ES SUSPICAZ
Capítulo XIII
BURLANDO A UN CENTINELA TURCO
Capítulo XIV
EL TURCO Y EL TÉ
Capítulo XV
OBSERVANDO A LOS BOSNIOS
Capítulo XVI
ENCUENTRO CON LA POLICIA
Capítulo XVII
CAPTURADO AL FIN
Capítulo XVIII
EL ESCAPE
CONCLUSIÓN